El hormigón armado desempeña un papel muy importante en nuestra vida cotidiana, por encontrarse presente en la mayoría de las estructuras de edificación y obra civil. Sin embargo, a pesar de su buen comportamiento en servicio, su durabilidad se ve comprometida por diferentes patologías que pueden afectarle.
La más común y frecuente es la carbonatación, proceso químico debido al cuál, el hormigón pierde la capacidad de proteger las armaduras frente a la corrosión. La carbonatación avanza como un frente en el hormigón y cuando alcanza a la armadura, en presencia de humedad, comienza la corrosión.
Las armaduras, al oxidarse, aumentan de volumen produciendo tensiones internas en el hormigón que se traducen en desprendimientos o desconches, que a la larga pueden debilitar la estructura.
La corrosión de la armadura se puede originar también por la acción de cloruros, sulfatos,…; es lo que se conoce como corrosión por picado (se produce en determinados puntos de la armadura, de manera discontinua).
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Solución
La reparación de un hormigón consiste en realizar cuatro operaciones básicas:
Saneado del soporte. Eliminar mecánicamente el hormigón deteriorado hasta llegar a un soporte que además de tener un pH superior a 9,5, tenga un porcentaje de cloruros inferior al mínimo exigido.
Protección de la armadura. Debe quedar al descubierto la armadura en toda la superficie en que se presente oxidada. Limpiar la capa de óxido de la armadura con un cepillo o chorreo de arena y a continuación aplicar sobre la misma BETOPRIM como imprimación protectora contra la corrosión.
Inhibidor de la corrosión. Aplicar por pulverizado, rodillo o brocha CORTEC MCI 2021 si se requiere aumentar la vida útil de las armaduras frente a procesos de corrosión
Protección de la superficie final. La manera más sencilla de proteger el hormigón frente a la carbonatación, cloruros y la agresividad química ambiental se logra mediante un revestimiento continuo a base de pintura anticarbonatación BETOPAINT/ BETOPAINT FLEX o membrana flexible cementosa FLEXITEC .
Recomendaciones
- El soporte de hormigón debe ser siempre firme (resistencia a tracción mínima de 1 N/mm2) limpio, exento de lechadas de cemento, aceites, grasas, restos de desencofrantes, pinturas antiguas, etc.
- La reparación del hormigón puede realizarse con la gama PROPAM® REPAR TECHNO, no siendo necesario en ese caso aplicar la imprimación pasivadora de la armadura ni el puente de unión con el hormigón, tan solo agua de humectación en el soporte.
- En la gama PROPAM® REPAR TECHNO solo se recomienda la imprimación pasivadora BETOPRIM si el acero estuviera muy cercano a la superficie (<1cm)
- Si se emplea BETOPOX® 93 como puente de unión, PROPAM® REPAR 30 o 40 debe aplicarse mientras el puente de unión esté fresco, esto es, antes de transcurridas 4 horas desde su aplicación.
- Para reparaciones cosméticas de pequeño espesor, utilizar PROPAM® REPAR 5. No es necesario aplicar BETOPOX® 93 en este tipo de reparaciones.
- El curado de los morteros de reparación es imprescindible durante al menos 24 horas siguientes a la aplicación, para asegurar que el producto alcance las propiedades previstas, humedecer y proteger las superficies ya en las primeras horas, sobre todo si son de fraguado rápido.